EL OFICIO DE MAMÁ CHEPIS
Qué bonito es volver y dar un paseo en el tiempo, provocado por el olor del pan de pulque recién horneado.
Llegaba el mes de septiembre y mamá Chepis salía a comprar la harina, la manteca y el pulque, ingredientes principales para la elaboración del pan.
Era mi temporada favorita del año, todos los días habría pan para comer a todas horas, claro, a mi me gustaba el que recién salía del horno.
Decían que comer el pan caliente me haría daño, pero nunca sucedió algo malo.
Era lindo permanecer hasta la madrugada viendo cómo salían cajas y cajas de pan, algunas producto de un encargo y otras sólo por el gusto de hacerlo. A veces se unían algunas amigas de ella, lo cual me agradaba porque con ellas vendrían mis amigos de la escuela, con quienes podría jugar por un buen rato.
Hoy el «cuarto del pan», como le llaman, permanece tal como lo recuerdo, sin cambios. La única diferencia es que ahora no es mamá Chepis quien le da vida, ella ya está cansadita, ahora mi hermano ha heredado el oficio y no puedo negar la nostalgia y la emoción que me da al verlo hacer esto.
Habrá pan de pulque por un buen rato, la historia debe continuar…
Créditos: fotografía y texto, Uriel Alvarado