ROSAS BLANCAS

General Historia y Leyendas

ROSAS BLANCAS

 

ROSAS BLANCAS

 

POR: ELISEO GONZALEZ MEDINA

SIERRITA LINDA

Sentada justo en la ventana en dónde el sol se regodeaba haciéndole honores resaltando su silueta estaba Petra; se veía bonita inclinada en su pupitre, esa era la primera vez que el corazón se me aceleraba.

Su piel y perfil eran distintos al de todos los del salón; era güerita, (aunque en realidad era apiñonada pero entre puro prietito pus» le decíamos güerita) era un sueño, era la luz del salón, era la princesa de mi cuento.

En los tres años siguientes no paso de miradas que decían más que mil palabras, pero si no se dicen no cuentan.

El día de la clausura fue la última vez que la vi …

Petra tenía los mismos deseos que yo…emigrar para darle un vuelco a su historia.

La oportunidad llegó cuando un día la invitaron a la capital a trabajar de muchacha, chacha, o sirvienta el caso es lo mismo, contenta por la oportunidad, ilusionada hizo maletas y se fué con la idea que en la capital iba a salir de pobre, más nunca imaginó que allá la vida corría más de prisa.

En un cuarto de cuatro por cuatro los años pronto la asfixiaban junto a sus dos retoños, producto de un idilio con su patrón, quién alimentaba la esperanza de un día ser la señora de la casa, pero la abandonó a su suerte cuando la corrió la patrona al descubrir su romántico desliz.

Recorrió las calles vendiendo, agua, chicles, cigarros y a veces… caricias.

Regresar al pueblo nunca fue opción se aferró a qué sus hijos no les faltará lo que a ella y por ellos soportó todo, por ellos hasta la vida si es necesario decía.
Y si, Petra tuvo recompensa, uno fue contador, la otra ingeniera química, pero Petra seguía siendo Petra ahí en su cuarto de cuatro por cuatro.
Por las tardes la soledad y la nostalgia poco a poco empezaron a torturarla desatando una lucha interna:
Quedarse o volver al pueblo…

Un domingo Petra desciende de la combi y se encamina a su antigua casa, que aún sigue de pie como si estuviera esperando a la güerita que hace muchos ayeres dormía en un petate cerca de jogon’.

El jacal vuelve a tener luz, vuelve a tener vida, Petra vuelve a iluminar todo, la higuera casi está muerta pero aún sostiene algunas hojas verdes que se rehúsan a darse por vencidas, quizá también la esperaban
Petra va de aquí para allá barriendo mientras silva la canción rosas blancas de los Yonic’s…

Así la miro desde la vereda.
Me acerco y desde la tranca le grito,
¡Días Petra!
¡Por primera vez en 35 años le hablaba!
¡Que haces!
¡Aquí nomás!
Pero pásate Fer…

…pues si Petra yo hace mucho que regrese al pueblo ya no tengo nada que hacer por allá en los yunaites» mis hijos crecieron y bueno a mí me llamo la querencia…
Pero cuéntame Petra, cuéntame tu vida…
No hay mucho que contar hasta parece que no me fuí de aquí, asómate ahí en la pared está mi historia…
Pero Petra ¡solo hay dos fotografías!
Si eso es todo…es lo que fui, y lo que soy…
La vida no es tan larga como parece fer, pocas veces nos damos cuenta o no queremos darnos cuenta.
Los años en realidad solo son un segundo.

-Un suspiro acompaña sus palabras-

Yo no podía dejar de mirarla, seguía siendo mi güerita…había vuelto la princesa de mi cuento.
Me sorprendió mirándola y entonces descubrí que también le brillaban sus ojitos.
La noche nos agarro sentados bajo la vieja higuera, la luna nos hizo olvidar los días en que no había sol para nosotros.

Camino a casa pensé que a veces, solo a veces, el tiempo se detiene un poco a saldar viejas deudas.

Sierrita Linda.

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