SOLEDAD (El Carrizal Hgo.)

POR:ELISEO GONZALEZ MEDINA

           SIERRITA LINDA

El silencio se rompe con el canto de un gallo que anuncia el nuevo día. La caminata había empezado dos horas atrás, apresuro mi andar aunque en ello pierda el paso, arrase con el rocío y el agua haga que mis calcetines carezcan de sentido. El sol ya está en lo alto, a la distancia Zimapán se ve chiquito, la vereda sigue y en un requiebre del sendero detrás de un bordo espanto un marrano que feliz chacualea en el ojo de agua. Echo un último vistazo, nadie viene, es momento de un baño en el abrevadero, el agua fría acaricia el espíritu y limpia el alma -pienso yo- como consuelo, detrás de aquella loma, me esperan sonrisas y miradas con el brillo de la esperanza de un futuro mejor, y yo, soy el inicio de todo y eso me hace sentir un orgullo infinito de ser maestro de conafe. Entre cactus; una desvencijada mesa y algunas piedras como sillas, las letras graciosas bailan al ritmo de un lápiz mordisqueado. Todo esto es parte de un sueño, aunque es un sueño con horario, el último niño en salir se lleva todo, incluso mi vida. Soledad, llega puntual, ni un minuto antes ni uno despues, pongo la tranca y salgo dispuesto a pagar el precio por ser maestrito de arrabal. Aquí no hay sitio para huir, Soledad es tan cruel y me hace responderle a las hojas del árbol de zapote que mecidas por el viento inician conmigo una charla loca. Llega la noche; Soledad me hace pedir un deseo a la estrella fugaz que surca e ilumina el cielo por un breve instante. Le pido que amanezca pronto; Amanece; taciturno y con la melancolía a cuestas paso la mano en una penca de maguey, el sereno juntado es suficiente para lavar mi cara y sonreírle así a un nuevo día. Mi aula de cactus es mi refugio de nueve a una, pero solo es cuestión de tiempo, Porque Soledad espera pacientemente a que el último niño en salir cierre la puerta. Historia de un maestro de kinder en la sierra gorda de Hgo