El tiempo nos dará la respuesta.
“No debe dejar de dolernos, el dolor ajeno» Recobremos el sentido de empatía y el poder de rectificar el camino.
Por: Amalia Martinez Austria.
Digital Medios Comunicación.
La observación cabe. ¿Qué nos pasó como sociedad para que sea común ver en distintos medios de comunicación la muerte sin sentido de mujeres víctimas de la violencia?
La descomposición de la sociedad está a la vista, los hechos hablan por sí mismos. La muerte de la pequeña Fátima de siete años, es una bofetada para todos, en especial para quienes hoy ostentan el poder de que todo mejore.
Más allá de excusas, de incluso manifestaciones que al final resultan por demás violentas y que, lo vemos, no han resuelto la problemática actual, creo que es tiempo para que puedan existir foros con la presencia de intelectuales, activistas, asociaciones que a la par de las diversas corrientes ideológicas y partidistas tomen resoluciones en favor de la seguridad pública de todos.
Lo sabemos, de inicio, el nuevo sistema penal acusatorio no está funcionando y es claro, las autoridades no están actuando con la prontitud y la legalidad que corresponde a los tiempos que se están viviendo.
En este contexto el exhorto que hizo el presidente Andrés Manuel López Obrador a fin de evitar la violación de los derechos humanos de los delincuentes, al subrayar que, “a pesar de su actuar merecen respeto porque son seres humanos” deja muy en claro que para la mayoría de los ciudadanos fueron declaraciones muy desafortunadas.
Si el asesinado de la mujer es una acción brutal y detestable, el efectuado en contra de la niñez es mucho peor. Tan solo en la última década los homicidios contra los menores, aumentaron un 65 por ciento. En este sector de la población que nada le debe a la sociedad y si es el receptor de la descomposición que como sociedad estamos viviendo.
Hay que llamar a las cosas por su nombre. Jueces y magistrados deben actuar conforme a los nuevos tiempos, y asumiendo que no se puede tolerar la impunidad y debe existir un marco de justicia y legalidad.
“No debe dejar de doler el dolor ajeno” y no podemos dejar de ver lo que a la vista nadie puede y debe ocultar. Hasta hoy, no hemos visto acciones que resuelvan y den respuesta a la legítima preocupación de la sociedad.
Nos compete a todos más que preocuparnos, ocuparnos. De inicio desde casa, revalorando la presencia de los padres en la educación de los hijos. En cada institución educativa recobrar asignaciones que fortalezcan valores como el respeto a la vida, evitando acciones que dañen la sana convivencia entre los alumno y profesores. Y debemos decirlo, ser más selectivos en lo que nuestros hijos pueden o no ver de acuerdo a su edad. Ser menos permisibles en los tiempos que ocupan al usar cualquier tipo de dispositivo móvil y las páginas que visitan. No podemos tapar el sol con un dedo, pero si se puede, evitar que accedan a información no acorde a su edad y su capacidad de entendimiento. Lo sabemos, los jóvenes “adolecen” y tienen falta de madurez para procesar todo lo que sucede en el diario acontecer.
Hay mucho por hacer, desde todo congreso y círculo de poder, ser más enfáticos en la aplicación de las leyes. Mas empáticos con la sociedad y hacer más fácil cualquier investigación ante todo tipo de denuncia, menos burocrática y si más activa, más rápida, más legal.
Ya no es tiempo de tanto hablar, de manifestar sin que exista dirección ante lo que se exige de manera legítima. Es tiempo de sentarse a resolver y buscar la forma entre población y autoridades para dar cauce a acciones concretas.
Es tiempo… La pregunta seria. ¿Que autoridad será, la que decida encabezar estos cambios que la sociedad requiere, sin que en ello busque el protagonismo y si, busque el bien común?
El tiempo nos dará la respuesta.
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