Actitud ante la vida.
Por: Marco Ocampo
La situación que nos está tocando vivir como personas de este siglo XXI, nos puede llegar a parecer complicada, asfixiante o un túnel sin salida… sin embargo esta situación no puede ser tan pésima si alcanzamos a vislumbrar las diferentes capacidades que hay en ti y en mí. Las diferentes capacidades en cada uno de nosotros.
Nada está impedido para salir adelante, para enfrentar el hoy pensando en el mañana, en un objetivo claro.
Ante momentos de incertidumbre, duda o temor, es necesario un momento de calma para poner atención en mí mismo y plantearme las siguientes preguntas: ¿Qué situación estoy viviendo?, ¿Puedo encontrarle alguna salida?, ¿Qué he dejado de hacer que podría ayudarme a mejorar esta situación?, ¿Qué habilidades o capacidades no he trabajado en mí? – haz un momento de calma, de tranquilidad, de oración y pon atención en lo que hay que cambiar- se honesto contigo mismo, recuerda que es tu vida, eres el portador de este gran regalo y eres el responsable de disfrutar la vida…tu misma vida.
Haz un giro diferente y aprende a descubrir las capacidades y habilidades que hay ocultas en tí, a identificar los errores y las fallas que hayas cometido, a proponerte nuevos objetivos y lograrlos poco a poco.
Proponte objetivos cortos pero claros. Un objetivo alto es muestra de que aún no has identificado por dónde empezar y por lo tanto será más complicado lograrlo.
Retomo la expresión del escritor Mario Luis Pacheco Filella quien escribe que: “el mundo puede hacernos sufrir, pero únicamente nosotros avinagrarnos el corazón” y considero que ese vinagre es la queja constante que se tiene día con día, ante un nuevo amanecer, ante una oportunidad de trabajo, ante la reconciliación familiar, ante la propia vida. La queja es una actitud, una defensiva donde el hombre se oculta de su propia irresponsabilidad, un justificante sin ser justificado que solo culpabiliza al otro, sin querer darse cuenta de que el verdadero responsable “soy yo mismo.”
La vida puede mostrarnos diferentes opciones, pero solo tú decides tomar una de ellas (basado en tus valores, tus principios, tu honestidad y tus objetivos). Y aquí considero la siguiente cuestión ¿En qué momento tomar una decisión?, es real que constantemente estamos decidiendo, desde algo tan simple hasta una decisión permanente. Lo cierto es que la mejor decisión no se toman en momentos eufóricos o tristes donde predomina la emoción, si lo haces en estos momentos date cuenta que es seguro un error, hazlo en momentos de calma donde predomine la razón y no la emoción, donde hayas analizados los pros y contras de esta opción. El hombre está condenado a elegir constantemente y cuando eliges eres responsables de sus consecuencias… por lo tanto no culpes al otro, analiza desde lo profundo de tu ser que has hecho y que falta por hacer y tomaras una mejor actitud ante la vida y ante ti mismo. ¿Quieres ser feliz? No lo propongas como un objetivo al final de la vida; toma la felicidad como un hábito al despertar cada mañana, como una actitud nueva ante lo que realizas día con día y las personas con las que convives y si a pesar de ello no logras vislumbrar un pequeño cambio vuelve analizar y toma una mejor decisión para que al llegar al ocaso de cada día puedes expresar con satisfacción: “hoy di lo mejor de mí”.
Marco Antonio Ocampo Rubio. Lic. en Psicología por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, diplomado en Terapia Cognitivo Conductual por la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza Certificado de síntesis filosófica por la Universidad Pontificia de México. Atención psicológica dentro del consultorio “Psicología, Vivir y Ser” y aplicaciones de pruebas vocacionales a jóvenes para su discernimiento de carrera. Correo [email protected] cel: 7713627595