FRAUDE EN PESCADOS Y MARISCOS

General Turismo

FRAUDE EN PESCADOS Y MARISCOS

 

FRAUDE EN PESCADOS Y MARISCOS

 

 

 

POR: RICARDO CONTRERAS REYES

PASAPORTE INFORMATIVO

“En el mar, la vida es más sabrosa”, reza una conocida canción popular. Y en ocasión de las recientes vacaciones de Semana Santa, mucha gente aprovechó para visitar los sitios de sol y playa, y saborear las delicias del mar.

Llama la atención un estudio de Oceana, organización internacional que busca conservar los océanos, y quien recientemente denunció los fraudes y sustituciones de especies en la venta de pescados y mariscos.

El documento, realizado el pasado mes de marzo, señala que no sólo las personas involucradas directamente con la actividad pesquera resienten las implicaciones económicas de la sustitución, también los consumidores finales y sus bolsillos se ven afectados.

El proyecto “Gato X Liebre: Detectives del Fraude”, incluyó a un ejército de 100 personas de la Ciudad de México (80) y de Mérida (20), que envió a Oceana una muestra del producto que compraron para el análisis del ADN. Gracias a este ejercicio, se detectó que hubo gente que compró huachinango, cuando en realidad recibió bagre, especie cuyo valor es tres veces más barata. Con sorpresa, otros descubrieron que compraron bacalao, pero les dieron tiburón; o marlin por atún.

Los datos son reveladores: existe una sustitución del 37% en todos los establecimientos comerciales, incluyendo pescaderías, supermercados y restaurantes.

Al 40% de la gente que acudió a restaurantes y coctelerías, le dieron “gato por liebre”, mientras que en las pescaderías y mercados, la sustitución fue del orden del 54% y el 11% en los supermercados y cadenas de autoservicio.

La organización internacional propone que la trazabilidad es una de las herramientas para evitar la sustitución de especies. Este mecanismo le permite –a cualquier consumidor, institución, autoridad, comercializador, etc.– obtener información del pescado desde que se captura hasta su último punto de venta, es decir, del “barco al plato”.

La moraleja de Oceana es que mientras los mexicanos no tengamos certeza e información sobre las especies que consumimos, seguirá el engaño y nuestros bolsillos pagarán altos precios por especies baratas.

¡Ver para creer!

Arriba