MINEROS DE ZIMAPÀN, LA OTRA CARA.
POR:ELISEO GONZALEZ MEDINA
SIERRITA LINDA.
5:30 El camioncito sale puntual de Zimapán, a bordo van ellos, algunos duermen, otros platican, algunos más piensan en sí hoy serán afortunados y lograrán burlar una vez más a la muerte, que en esta profesión es fiel compañera, siempre expectante, siempre en espera de un error, los que duermen ya son viejos lobos de mar, el tiempo ya los convirtió en hombres de acero, orgullo de mi tierra, orgullo Zimapense, pueblo minero.
La lucha por la supervivencia no me dio a elegir, no me dio opciones, la necesidad tiró por la borda mis sueños de ser maestro, ahora voy aquí pegado en el cristal de la ventana, rumbo a la mina, a mi nuevo destino: ser minero. El camión empieza el descenso que me lleva a la entrada de la mina pienso y sonrío, ojalá la entrada también hoy sea salida.
Hora de ponerme el equipo y empezar a luchar contra mis miedos, un poco después mi enemigo ya es el calor, que supera los 40 grados y la humedad convierte todo esto en un infierno, el humo me ciega por momentos y mi equipo genera aún más calor, el hollín bloquea mi respiración, el sudor ya hizo inservible mi overol parece como si me hubieran arrojado un balde de agua, mi cuerpo ya está al máximo, es necesario buscar un respiro, afuera hace calor, pero el simple hecho de que adentro es un horno parece que salgo a un congelador, es momento de escurrir mis botas y rehidratarme con chilimon, los mineros con más experiencia me dieron ciertos consejos para evitar la deshidratación, así que siempre traigo conmigo mi chilimon, la ansiedad te puede llevar a tomar mucha agua, y si lo haces te puedes llenar el estómago y eso provoca náuseas y vómito, el suero es mejor pero a la larga puede ocasionar problemas en la vías urinarias, así pasan los días los meses los años…
Ya soy minero hecho y derecho, el camino fue largo, en el trayecto perdí algunos compañeros, una roca cayó y cegó la vida de mi primer amigo que al igual que yo era ayudante de perforador, dos más se fueron en una pipa al vacío llevándose consigo mis noches de sueño, me tocó rescatarlos, sentí un puño en el rostro y unos dedos tapándome los labios, el recuerdo de sus cuerpos destrozados me golpeaba en las noches y no me dejaba dormir, nunca me adapté a ver la muerte de cerca, también divaga en mi mente el compañero operador de scooptram que cayó 30 metros de un nivel a otro y jamás regresó, doloroso es perder amigos aunque algunos duelen más debido a las circunstancias, cuando se trata de uno más joven como el de mi amigo aquel, que siempre platicaba del mañana pero para él nunca llegó, sus mañanas se extraviaron en una chimenea al caer en ella, inolvidable despedida al mirar a su esposa abrazando a su hijo con la mirada perdida, y yo me estremecía pensando en mis hijas y en la esposa mía, ellos ya se fueron pero a veces busco su silueta allá en la profundidad en donde todos somos hermanos…
Ya es tarde inicia el regreso a casa, ahora sí duermo,me arrulla el ronroneo del camioncito mientras poco a poco se acerca la noche y a lo lejos se divisan las luces de Zimapán.
Así es la otra cara, la que no vemos, de aquellos que son mineros, actividad orgullo de Zimapán, y en la cual ellos son de los mejores y se encuentran en todo el país poniendo en alto el nombre de su lugar de origen: Zimapán.
Mineros: hombres de acero que en su lucha por darles una vida digna a su familia irónicamente van perdiendo la suya,ya que al respirar gases y polvo continuamente, reducen sus expectativas de la misma.
A los mineros zimapenses que están en Cuéncame Durango, un saludo fraternal y mi admiración total.
A aquellos que han perdido a un ser querido en esta profesión, paz y consuelo.
Agradecimiento especial a D.G.M por contarme fragmentos de su vida.
Sierrita Linda Hgo