A la memoria de…
Juan Manuel Romero Trejo +
POR: OSMAND ROMERO
Lic. En Historia de México
Maestría en Educación
Deseo con todo el corazón que estas letras sean leídas, esto con el fin de dar testimonio a una dolorosa perdida durante esta pandemia. Así como también el resaltar y valorar el trabajo de todo el personal medico que hoy mas que nunca esta arriesgando su vida para poder salvar a los infectados de este mal que no solo en el país, sino que en todo el mundo entero se está viendo afectado, así como también corren el riesgo de ser contagiados, debemos hoy más que nunca ser conscientes de su invaluable tarea ante el mundo. Este mal ha provocado suspensiones laborales, educativas, distanciamiento entre familias y seres queridos.
Sin duda alguna lo más doloroso para cualquiera es la pérdida humana de un ser querido, el cual puede ser desde un abuelo, abuela, padre, madre, hermano, hermana, tío, tía, sobrino y sobrina, no importa el orden jerárquico familiar en que se encuentre aquel ausente, el dolor siempre es duro y más cuando no tienes la oportunidad de poder despedirte.
Al expresar el enunciado personal medico no solamente se limita a médicos y enfermeras, también lo son camilleros, conductores de ambulancias, farmaceutas, laboratoristas, personal administrativo y de mantenimiento. Todos ellos están dando su mayor esfuerzo para que todos podamos salir adelante a pesar de la falta de equipo para poder llevar a cabo su labor, lo que ha ocasionado inconformidad y manifestándose por medio de las propuestas por no contar con el equipo adecuado, así como el miedo al contagio, pues ellos tienen familia y seres queridos que se preocupan por su bienestar.
De manera personal quiero hacer un pequeño homenaje póstumo a una persona muy importante en mi vida y la de mi familia, hombre deportista, sin vicios, trabajador, dedicado y entregado a su esposa, hijos, sobrinos y hermanos. Al hombre a quien hago esta especial mención es mi tío Juan Manuel Romero Trejo, quien trabajó por mas de 20 años en la Clínica del ISSSTE de Pachuca como personal de mantenimiento. el es del grupo de personas que no se hace mucha mención, de la gente que labora en un Centro Médico, poco se conoce de estas personas, pero son los que se encargan de hacer revisión, instalación, limpieza y reparación maquinaria e instalaciones. En el cumplimiento de su deber por desgracia fue contagiado de este horrible mal que está azotando a la humanidad entera,
Juan Manuel realizó su lucha por superar esta enfermedad, pero el señor Dios decidió llevárselo rápidamente, pues posiblemente no quería verlo sufrir más, así de un día que mostraba prometedora mejoría, al siguiente su existencia culminaba. Con profundo dolor recibimos esta noticia, nos estábamos preparando para hacerle su velación, pero con desagrado y profunda tristeza nos informaron que eso no se podría, ya que a los que perdieron la vida a causa de Covid solo se les podía incinerar casi de inmediato a su deceso, así que tuvimos que resignarnos a no poder decirte adiós en cuerpo presente.
A las pocas horas que te declararon formalmente fallecido fuiste trasladado al crematorio. En el trayecto del pasillo de salida a la carroza fúnebre te esperaban tus compañeros de diferentes áreas con aplausos, ellos junto con ambulancias prendidas formaron una línea que llegaba hasta aquel vehículo que te llevaría a tu siguiente destino. Si hubieras visto las muestras de afecto que te mostraron tus amigos y compañeros del ISSSTE no hubieras dado credibilidad, pero como fiel creyente de la palabra de Dios tengo la fe que si lo pudiste ver.
Una vez estando en la entrada del crematorio varios miembros de la familia te estaban esperando para darte el ultimo adiós aunque sea desde sus vehículos, pues como marca el protocolo era peligroso estar cerca de ti, solo tu esposa, mi tía Rocío y tu hijo Luis pudieron entrar contigo, pero con suma precaución, falto tu hijo Manuel, pero la razón de su ausencia es porque a el le acababa de dar también esa enfermedad tan cruel. A las demás personas solo les quedó ante llanto inconsolable decirte adiós. En altas horas de la madrugada tu cuerpo ya hecho polvo fue entregado a tu afligida familia y así llevarte a tu última morada la cual sería donde tus padres (mis abuelos) descansan.
Al día siguiente preparamos todo para recibirte, se te hizo un altar lleno de flores con algunas pertenencias tuyas, que en este caso fue un balón de futbol, tu deporte predilecto de toda la vida y unos guantes de portero, posición que disfrutabas jugar ya sea en retas o ligas locales. En la entrada de la casa se colocaron tus caballos, los cuales procurabas tenerlos sanos y fuertes para que tus hijos practicaran la charrería, deporte que ha distinguido a la familia por años.
Después de medio día llegó tu familia con tus cenizas, con mascarillas y manteniendo distancia pues ellos seguían contagiados de Covid, ellos entraron a ver tu altar y nadie pudo evitar el llanto pues nadie podía dar crédito a esto. Poco después te acompañamos al panteón a dejarte con mis abuelos, ahí había mas familia que te esperaba, aunque fuera de lejos se te dio la despedida. Se pudo acceder al panteón gracias al buen corazón del encargado, aunque debíamos estar sumamente alejados unos de otros, considero somos afortunados de poder haber hecho esto, ya que hay otros casos donde ni al panteón dejan entrar a ningún miembro de la familia no importando la cercanía que este tuviera. Así es como dimos el ultimo adiós a Juan, Juanito, tortugo, el portero o simplemente Juan Manuel. Pero siguiendo la palabra de Cristo nuestro señor nos queda como consuelo las palabras del Profeta Juan que dice así: Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. 11:25-26.
Tu estas dentro de mis primeros recuerdos, tendría unos 3 o 4 años cuando ibas a hacer suplencias en el ISSSTE, recuerdo claramente que cenábamos juntos los tres: mi abuelita, tu y yo, después de la cena te despedías de mi cariñosamente y decías que nos veríamos mañana temprano, recuerdo que tu horario era de 11 pm a las 7 am, llegabas justo a tiempo para que desayunáramos juntos. Tu deseo de tener el patio de la casa limpio desde que recuerdo siempre se manifestó, ya que los fines de semana o las mañanas que tenías libres lo barrías a conciencia, recuerdo que te veía trabajar detalladamente es esta enmienda hogareña, mi abuelita salía y me decía que fuera a ayudarte, lo hacía y me asignabas un área del patio que no estaba limpia todavía y manos a la obra, ya una vez terminada la labor, mi abuelita nos esperaba con un apetitoso desayuno de huevos con frijoles con sus tortillas calientes y suaves, acompañado de un delicioso y caliente café con leche.
Jugabas mucho con Armando y conmigo, nos cuidabas cada que íbamos al monte de cacería o cuando tocaba ir por viajes de agua en burro, ya sea El Negro o San Pedro. Fuiste nuestro compañero de juegos y de aventuras. Esta fue una señal de que ibas a ser un excelente padre y Dios no se equivocó, porque desde que nacieron tus hijos siempre estuviste con ellos, nunca los dejaste solos, mas que un padre fuiste su amigo, eso les dio la confianza para siempre contarte sus problemas e inquietudes.
Se grabó en mi mente los juegos que te tocó jugar en el campo San Francisco con tu equipo que se llamó por mucho tiempo Real Unión, o los juegos que organizabas para jugar entre nosotros, con equipos o amigos tuyos.
Siempre recordaré tus ocurrencias que decías, que siempre nos sacaban desde una sonrisa hasta una extendida carcajada, o las bromas que hacías a los vecinos de la casa donde crecimos como Cande, Memo, German, David, José Guadalupe, Graciela, Dulce, Verónica. Las tardes de reta que hacías en el terreno que esta cerca de la casa que eran épicas, no queríamos que acabaran, empezábamos con una de diez goles gana, no conformes hacíamos otra igual y si no una de cinco y ya cuando estábamos agotados recurríamos al gol gana. Los que nunca faltaban a jugar cada que podían a la reta eran German y su hijo el Peruzzi, Jacobo, Juanito, Alejandro, Cristian, Agustín, Andrés, Juan Carlos, Lauro, Cesar, Armando, Polo, tus hijos José Manuel y Luis Manuel, Toño, Eduardo, Raúl, Carreño, Oscar y yo.
Aquellos días cuando ibas de cacería, te llevabas a tus perros orejones cuyos nombres recuerdo como Cartucho, Zague, Golondrino, Campeón, Remache, Tecate, Paloma, El Capi. etc. Antes de que llegaras a la casa parecía que ellos te olían a cien metros de la puerta, ya que uno de ellos comenzaba a aullar, otro ladraba y otro repetía al primero y así el siguiente hacia lo mismo con el segundo. Se ponían contentos porque sabían que te los ibas a llevar de cacería y así era. Tu ibas con tus amigos Gerardo, German, David, o con tus primos Israel, Hugo, Jorge, Juvencio entre varios más.
No olvidaré tu ultimo brindis, pues este pudo haber sido a mi salud, ya que fue justo el día de mi cumpleaños cuando lo hiciste y debo sentirme afortunado, ya que tu no tomabas, jamás te vi subido de copas en mi vida, exagero si en mi vida te vi tomar una copa unas 6 ocasiones, también hago mención de que odiabas el tabaco, pero tenias otro vicio el cual era el futbol, siempre fuiste un hombre muy sano, que siempre llevaba un balón en sus manos alentando a los demás a jugar futbol . Si describiera algo de ti diría que siempre fuiste un hombre con alma de niño, el cual era alegre y divertido, eras un imán para los sobrinos, nos motivabas para que lleváramos una vida sana y así fue.
Solo me queda decirte tío Juan Manuel que donde quiera que te encuentres, espero puedas leer esto y déjame decirte que, estarás siempre presente, tu espíritu renacerá siempre cada que hablemos de ti y recordemos las cosas buenas que dejaste en cada uno de nosotros. Además de todo esto es que tu sigues en el corazón de cada uno de los que tuvieron la dicha y el gusto de conocerte.
Este no es un adiós, es un hasta luego, con estas ultimas palabras me despido deseando tu descanso eterno, así como también cuando llegue nuestro momento de partir a ese lugar prometido tal como está señalado en las Santas Escrituras, poder visitarte y verte en la casa del Padre Celestial.