La ausencia de valores.

General Opinión

La ausencia de valores.

 

La ausencia de valores

 

    POR: ALELI MAYORGA

LIC. EN CIENCIAS POLITICAS.

 

 

 

Los valores son principios que nos permiten, como individuos que integramos y formamos a la sociedad, orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos y formarnos como personas.

Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

En México, existe una severa crisis social, la cual se debe a diversos factores. Una de las principales tiene que ver con la desintegración familiar producto de la violencia; los embarazos no deseados en jóvenes menores de edad; la delincuencia y la inseguridad; situación económica; alcoholismo y drogadicción, así como el desinterés de los padres por atender y supervisar a  sus hijos.

La falta de valores no es un problema de Estado. Es un asunto que compete a las familias que integran a la sociedad; en dado caso los gobiernos comparten información y disponen de dependencias donde se orienta y canaliza; también implementan programas y acciones para evitar que las y los jóvenes, que representan los grupos más vulnerables, no caigan en adicciones o en la propia delincuencia.

Desafortunadamente la carencia de valores tiene mucho que ver con el dinero y el amor por los bienes materiales, por encima de la reflexión, de la protección y de los consejos. Esto genera distanciamientos en los núcleos familiares.

Uno de los valores más significativos y que funcionan como cimientos para una buena convivencia y un futuro próspero, tiene que ver con el “amor”. Este representa un valor primordial el cual se debe fomentar y cuidar entre los individuos.

A ello debemos sumarle el valor de la amistad, la lealtad, el respeto, la solidaridad, el amor al prójimo, la socialización y la integración familiar; tener en cuenta estos aspectos harán una mejor relación e interacción, poniendo real    énfasis en el tema de la comunicación, la libertad de expresión y el intercambio de ideas y puntos de vista.

Estamos conscientes de que, como sociedad estamos fallando, al mantenernos ante una crisis evidente de valores; es preocupante la superficialidad, el vacío y la de interiorización del hombre que le lleva a vivir de cara al exterior, aturdido entre prisas y ruidos, sin saber a dónde va y quién es.

Los jóvenes es un sector propenso a ser vulnerado, y por ende, intervenido por factores delincuenciales; requieren de valores que den sentido a su existencia y que vayan guiando sus pasos por los caminos de la plena realización. Para ello tienen que hurgar en los entresijos de la cultura.

Los medios de comunicación, han sido en gran parte uno de los facilitadores principales de la crisis de valores. Debido a su contenido netamente comercial.

Lo único que les importa es ganar rating y anunciantes, transmitiendo en su mayoría programas amarillistas, moda y farándula. Consolidando así los valores banales del ser humano.

Casi todas las culturas han aceptado los conceptos de amistad, amor, justicia, paz, solidaridad, buen entendimiento, fraternidad. Hay que elevar todo lo hermoso, bueno, verdadero, justo y bello que vemos en la humanidad para consolidar la paz y la buena convivencia.

La principal educación nace y se desarrolla en el hogar. Es ahí donde aprende a despertar interés por la vida, a confiar en sí mismo, a creer que puede seguir adelante por los caminos del triunfo. La familia es, en su más profundo sentido, comunidad, comunicación. La familia es la sociedad creada para educar a las generaciones.

Unos padres que sepan educar, que no van a la improvisación, sino que  se están preparando para esta tarea tan sublime de saber ser padre.

Es evidente que nuestra sociedad en esta época adolece de los más elementales principios o valores morales, quedando de manifiesto que ni el seno familiar ni las instituciones religiosas han puesto su mejor empeño en inculcar los valores, que tampoco pareciera que el sector educativo hace lo propio actualmente.

Las buenas costumbres están quedando en el pasado, pero depende de directores, maestros, padres de familia y resto de la sociedad adulta lograr el cambio, emprender campañas intensas de valores éticos, sin embargo, muchas veces también el comportamiento de los adultos deja mucho que desear.

Es urgente que sociedad, gobierno sobre todo en el núcleo familiar, organizaciones sociales pongan atención de inmediato a esta problemática que está llevando a la autodestrucción social, cuando nuestro propósito debería de ser o es el del bienestar de todos y cada uno de quienes componemos o integramos esta sociedad que al parecer esta sustraída de su realidad.

Es imprescindible rediseñar y volver a educar a la sociedad, empezando desde los niños que son el pilar fundamental del futuro. Debemos introducir en las primeras etapas de la educación asignaturas donde se siembren valores sociales; haciendo renacer conductas morales y éticas.

Para tener una concepción positiva de la vida, hay que empezar por respetarse a uno mismo, es lo que llamamos el autorespeto. El autorespeto está muy ligado a la autoestima. Para querer y respetar a los demás, se debe comenzar por quererse y respetarse así mismo, así como también se debe respetar al medio ambiente.

No se puede seguir buscando responsables de la violencia, más bien asumir compromisos sobre que podemos aportar para minimizarla. Incentivar el amor entre los semejantes y no el odio. Fomentar el amor a la patria y a la familia. La familia es la base de la sociedad.

Incentivar no solo en los colegios sino en los foros sociales valores tales como la amistad, cooperación, justicia, equidad, confianza y tolerancia. Que estos valores sean tomados en cuenta como premisa del trabajo en equipo de las comunidades.

“El amor establece las bases de todos los valores humanos “

Milán Hollister

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