Cartas a Hilaria
Por: Osmand Romero
Lic. En Historia de México
Maestría en Educación (Énfasis en Nuevas Tecnologías)
Hilaria caminaba deprisa por la plaza, tenía que apurarse para llegar al mercado y comprar lo mas fresco para cocinar, su hija Jacinta de tan solo 6 años y medio era su fiel y graciosa ayudante, para ella siempre era un gusto apoyar a su madre, pero ella tenía una gran duda la cual ya no podía esconder y quería expresársela a su mamá. De pronto de manera casi instintiva Jacinta le pregunta a Hilaria una cosa muy natural mientras caminaban a toda prisa,
-¿mamá donde está papá?,
Jacinta detuvo el paso y por momentos se quedó callada y quieta, la verdad es que ella no sabía que contestarle, ¿qué le puedo decir, se fue con otra o murió en aquel supuesto accidente en Pachuca hace 5 años atrás?
Su mente se trasladó a ese momento justo cuando su desaparecido esposo Miguel le confesó con lágrimas su situación económica y laboral.
-vieja me acaban de despedir de la mina supuestamente por recorte de personal,
– no puede ser si tú eres bien trabajador, no hay ningún perforista mejor que tú en la mina, -dijo Hilaria, por lo que le respondió Miguel,
– lo se vieja pero tienen sus consentidos y ya no quisieron seguirme contratando, más aparte no tenemos mucho dinero, y en lo que consigo chamba de nuevo aquí en Guanajuato esta de esperarse mucho tiempo,
-¿qué vamos hacer viejo?, pregunto preocupada Hilaria.
Aquel hombre con mucha resignación y lagrimas en los ojos contestó seriamente
– pues ni modo vieja voy a tener que viajar para tener trabajo,
-¿pero viejo a donde piensas ir?, con espanto volvió a preguntar Hilaria,
– me dijo un compa que en Pachuca andan contratando mineros, sé que estas sorprendida, pero déjame ir allá y en cuanto tenga unos centavitos vengo por ti y por nuestra Jacinta. Tan chula mija que no quiero que le falte nada, por eso me iré, vieja, pronto vendré por ustedes y estaremos bien y nada nos volverá a separar jamás.
Hilaria con profundo miedo y resignación apoyó a su esposo, le preparó comida para el viaje, por su parte el preparó una pequeña maleta, se acerca y abraza a su mujer con su hija, se pone su sombrero de ala ancha con una pluma amarilla, y este por último le dice: te estaré escribiendo cada mes y te enviaré un dinerito, yo te avisaré cuando ya sea hora de ir por ustedes para vivir a Pachuca.
Así pasaron los días hasta formarse un mes y así como lo prometió Miguel, Hilaria recibió su primera carta
Viejita chula, ¡con un buen de gusto te informo que ya llegué a Pachuca¡
Me costó trabajo llegar, pero aquí ya ando dando lata, la vida me esta tratando bien, ya conseguí un cuartito, tengo un nuevo amigo llamado Raymundo que me ayudó a conseguir chamba y vive en la misma vecindad que yo, su mamá me da de comer y pues hace diez días ya estoy en la mina de San Juan Pachuca. Aquí te mando este dinerito para ti y Jacinta. Me despido, tengo que ir a chambear, luego te escribo.
Hilaria comienza a escribir otra carta a su amado Miguel que lleva este mensaje.
¡Ay viejo que gusto me da! ya me estaba preocupando pensando que habías olvidado a la gordita y a mí, hablando de ella, déjame decirte que ya le salieron sus dos dientitos de enfrente, ¡los primeros!, gracias por los centavos viejo, yo igual tengo una chambita y es hacer tortillas y tejer a mano, con eso me voy a completar para pagar aquí la renta y tener un ahorrito que hace falta. Yo también te extraño viejo, espero tu próxima carta y el día que me mandes la señal para ya estar contigo en Pachuca, ¿pero dime que tal está ese Pueblo? Platícame de eso en tu próxima carta ¿vale? Te quiere Hilaria.
Pasa un mes de nuevo y Miguel manda otra carta, Hilaria destapa el sobre con rapidez, quiere comenzar la lectura, la niña despierta, su mamá la carga y le dice: mira mija tu papá nos mando otra carta desde Pachuca, despertaste a tiempo mi reinita, la leeré en voz alta para ti. Así comienza la lectura que dice así:
Vieja como me lo pediste en tu carta pasada, te voy a contar como es Pachuca, aunque he salido poquitas veces por andar chambeando. Pues mira está chiquita a comparación con Guanajuato, no hay grandes Catedrales, pero tiene un Convento bien bonito, así como una iglesia chiquita cerca de ahí. Hay un mercado cerca de donde yo vivo, por lo que cuando se vengan para acá ya por fin no andarás en las carreras como siempre te pasa vieja. Pachuca al igual que Guanajuato es la capital de un Estado. A veces se inundan las calles cuando llueve, pero tu tranquila que no pasa nada. Ayer conocí un parquecito bien bonito, donde podremos llevar a la niña cuando tengamos tiempo libre. Lo que mas me impresionó fue que tienen un reloj de piedra bien grandote, ¡que disque es igualito a otro de un país que está bien lejos! Bueno me voy a chambear vieja luego nos escribimos.
Hilaria termina la lectura, atiende a la bebé, toma papel y pluma comenzando a escribir su respuesta.
Que gusto me da que ya estés conociendo nuestro próximo hogar viejo, estoy segura que seremos felices los tres en Pachuca, mientras déjame contarte que Doña Ramona la dueña del molino me ofreció ser la encargada de su negocio, yo acepte porque es mas lana, por lo que tendremos mas ahorritos y así poder rentar un cuartito más grande y después comprar una casita propia. Quiero decirte también que la niña cada día se parece mas a ti y ya quiere caminar la traviesa. Bueno viejo me despido, igual tengo que ir a chambear, nos escribimos luego. Te quieren Hilaria y Jacinta.
Miguel recibe la carta, la lee y un sentimiento de melancolía invade su ser, por lo que entrada la noche redacta la contestación a esa carta.
Querida Hilaria, las extraño muchísimo, al igual que tu he estado ahorrando lo mas que puedo, pronto me cambiaré de cuarto a otro mas grande, esto se debe porque te tengo una muy buena noticia: ¡Me promovieron a otra Mina donde pagan mejor!… Si así es, tendré mejor paga porque necesitaban a un perforista con experiencia, fui a pedir ese puesto y ¡desde luego que me lo dieron! ¡Ando loco de felicidad, pronto podremos estar juntos los tres! Cambiando un poco de tema ayer pude probar la barbacoa de aquí y ¡es deliciosa!, también probé un platillo que disque de ingleses, se llaman pastes, están bien ricos, pero dicen que los que hacen en Real del Monte que es un pueblo que esta cerquita de donde vivo, están mucho mejor. Aunque te confieso que extraño mucho tus enchiladas, ya pronto estaremos juntos, pronto tendremos fecha al fin, en la próxima carta te avisaré para ir por ustedes. Por lo pronto me despido, los quiere Miguel.
Así pasaron 3 meses desde esta ultima carta que Miguel le envío a su querida Hilaria, ella se preguntaba por su esposo adorado, ¿tuvo algún accidente o repentinamente se arrepintió y se fue con otra? Le angustiaba pensar que esas dos posibilidades hayan pasado, porque ese golpe sería muy duro, ya que su fe estaba puesta en aquella hermosa reunión tan prometida y anhelada por los dos.
Al día siguiente Hilaria recibe una carta, pero no de su amado Miguel, sino que de otra persona que no imaginaba, la carta decía los siguiente.
Pachuca de Soto, Hgo a 1 de abril de 1920.
Señora Hilaria, me apena tener que darle una mala noticia, ya que es muy dolorosa tanto para usted que es la esposa como a nosotros que lo conocimos en estos 10 meses que pasamos junto a él. Me apena tener que decirle que su esposo Miguel Castañeda el día 10 de marzo pasado, falleció en un accidente en la mina donde recientemente comenzaba a trabajar, conocida como El Bordo, nadie sabe que paso con exactitud, solo puedo decirle que fue una verdadera tragedia y desesperación por no encontrarlo, ya que cerraron las entradas y muchos mineros quedaron atrapados, entre ellos el buen Miguel. Se que es una noticia muy fuerte y sé que no me va a creer, pero le digo toda la verdad poniendo el corazón en la mano. No me queda mas que mostrarle mis respetos, mandarle este dinerito que tanto ahorró para usted y su hijita, y por su puesto mi mas sentido pésame. Necesito que usted me de una contestación para ponernos de acuerdo para mandarle sus pertenencias o si va usted a venir por ellas. Me pongo a sus ordenes y espero su carta. Atentamente Raymundo Gómez.
Hilaria se estremeció, ¿será verdad o mentira lo que acabo de leer? No lo se realmente, pero las dos son tremendas puñaladas del destino. Posiblemente se fue con otra y nos dejó. En ese momento se le salen dos lagrimones que recorrieron su rostro lentamente, sintió como su corazón se dividió de forma dolorosa, sus ilusiones, sueños y anhelos se caían poco a poco, se sentía sola y derrotada. Justo cuando ella iba a caer, una voz infantil se manifiesta, era su pequeña Jacinta. Hilaria va hacia ella, la carga y la besa, jurando que las dos saldrían adelante. En ese momento la bebé de un año sonríe a su madre y dice su primera palabra: papá, papá… Hilaria se queda muda un momento, la mamá sonríe también, limpia su rostro y dice claro, papá.
Jacinta le vuelve hacer la misma pregunta, por lo que Hilaria le contesta – tu padre no nos abandonó, el jamás haría eso, él se fue a vivir a una mina, donde le gustaba estar, dios lo llamó, subió al cielo y lo designó como tu ángel guardián. Él está ahora cerca de ti, esta en las nubes, el viento, en el agua y en todas partes.
¿Comprendes lo que te digo?
La niña sonriente le contestó a su mamá- si mamita, ya lo sabía, lo siento y lo veo, ¡es más ahí está!
Hilaria le preguntó sorprendida- ¿y donde esta?
A lo que Jacinta le contesta- ¡a lado de la fuente! – feliz y emocionada señala Jacinta. Hilaria voltea rápido y a una no muy lejana fuente pudo distinguir una silueta que se le hacia familiar y corrieron las dos rápidamente a ella, de pronto en cuanto las dos llegaron la silueta desapareció y en su lugar voló una paloma justo arriba de ellas y en la fuente encontraron un sombrero con una pluma amarilla, el mismo que usó Miguel cuando él se fue para Pachuca.
Jacinta le contesta- ¿ya viste mamá que el si esta con nosotras?
Hilaria soltó de nuevo esos dos lagrimones de aquella vez, abrazó a su pequeña y le dijo- si hija el siempre estará aquí con nosotras.
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