Y LA CULPA NO ERA MÍA… ES DE TODOS.
Por: Amalia Martinez Austria
Digital Medios Comunicacion
No existe coherencia en la destrucción. Hay luchas que por la forma resultan estériles, porque no resuelven y solo confrontan. Porque se sustenta en la violencia que aducen no exista.
Cuando las acciones difieren, aun existiendo el mismo contexto, es de admirar a quienes en su día a día buscan la conciliación, la expresión respetuosa y que SI, hartas de muertes sin sentido, del miedo diario a lo que pueda pasar, a evitar caminar por calles poco transitadas, buscan la formula, se manejan con el valor del respeto y la tolerancia.
Las mujeres levantan su voz a lo largo y ancho del país, generando una división de opiniones en razón de la manera en como muchas han expuesto su hartazgo, provocando daños a su paso cuando el feminismo en el cual se sustentan, en realidad es un movimiento político y social que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo en contra de la opresión, la violencia sexual, subordinación y explotación que busca condiciones de igualdad de derechos y oportunidades para toda mujer en relación con los hombres.
Bajo este concepto, parecen lógicas las expresiones y búsqueda para lograr un entorno más justo y cabal para todo el género que, debemos decirlo a lo largo de la historia las ha colocado en desventaja.
En el Mexico actual el panorama no es bueno, no mejora. La violencia de genero se encuentra arraigada, pues el 66.1 % de las mujeres han sufrido alguna vez en su vida agresiones de tipo sexual, física, laboral y emocional según informes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI.) Los feminicidios van en aumento. El nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, más la falta de perspectiva de género de quienes lo aplican, ha ocasionado que los delitos a este sector de la población queden en la impunidad, en lugar de que se haga justicia, razón principal del hartazgo y el impulso a manifestarse generando en su caso, para algunos confrontación por la manera en que una parte de este sector lo realizan en calles, avenidas, destruyendo y vandalizando espacios.
Más allá de la manera en que a distancia podemos observar o vivir los hechos, lo cierto es que nos manifestamos todos, como un pueblo dividido. Nos divide la manera de ver los hechos en distinta perspectiva. No ayudan actores sociales y políticos que con su lenguaje hostil, promueven por intereses particulares y de grupo expresiones de confrontación sin el sustento del respeto, la conciliación, así como acciones que de verdad resuelvan, como es, la búsqueda de leyes más severas y el reforzar a través del sistema educativo valores de equidad, justicia, respeto a la sana convivencia. Porque debemos decirlo, las mujeres no son la únicas que sufren violencia de género. La violencia existe también para los hombres, sin embargo, uno de los principales problemas de esto es que se ha normalizado.
Hay historias que hay que compartir. Recientemente en la visita a la capital del Estado de Hidalgo, Pachuca, al abordar el taxi compartido, una joven al bajar del recorrido, fue en extremo violenta con el conductor sin que existiera razón. El joven chofer, nos compartió que en la zona de la Providencia, muchos conductores han tenido una difícil experiencia, cuando son abordados por una chica muy guapa, la cual en el trayecto los roba, amenazándolos con romperse la ropa y gritar que la quieren violentar. Asi de sencillo la mujer llega a abuzar de su género.
Historias hay muchas de abuzo para y por cualquier ciudadano. Acciones que de la libertad, se adentran al libertinaje.
“El violador eres tu” protesta contra la violencia de género, que consiste en una coreografía creada por el colectivo de mujeres chilenas, que se virilizo y que en el zocalo capitalino tan solo, reunieron a mas de mil mujeres como manera de expresión ante los hechos que van ido en aumento de violencia contra las mujeres. Feminicidios sin sentido que nos compete como sociedad a todos.
Cabe meditar, hasta qué punto somos conscientes de la manera en la que este movimiento que se está dando en nuestro país, no es sino el extremo de la punta por el hartazgo ante la impunidad y el poco compromiso que de entrada deben ejercer ya no solo la sociedad, sino todo aquel que tiene “el poder” para resolver la inseguridad para todos por igual en el país.
“Tu lucha no es la mia” como aducen la mayoría, que en distintos medios expresan su descontento ante las formas. Tal vez no es la misma lucha, pero en algo debe existir concordancia. Mujeres y hombres tenemos el poder de cambiar la historia. La tenemos cuando sepamos coincidir, cuando respetemos la diversidad, y seamos conscientes en la manera de educar a las nuevas generaciones, empezando desde ya, en cada lugar donde nos encontremos. Es la observancia de lo que están viendo y aprendiendo. Tendremos el poder, cuando con inteligencia procuremos al decidir quién nos represente para que modifique el nuevo sistema penal acusatorio que entro en vigor en 2016 y que se suponía iba a proteger a niños, jóvenes y mujeres, pero bajo su vigencia está ocurriendo el más alto índice de criminalidad y violencia en nuestro país. Es momento de cuestionar la necesidad de hacer leyes más claras.