PASE DE ABORDAR
El baile de los 41
Por: Ricardo Contreras Reyes
• La conservadora sociedad porfiriana se encandalizó cuando supo que uno de los homosexuales detenidos en una fiesta privada era Ignacio de la Torre Mier, yerno del Presidente Díaz
La voz del pueblo se encargó de llamarlo “El baile de los 41”. Hace más de 115 años, un escandaloso festín de hombres vestidos con trajes y atuendos de mujeres fue el mejor
pretexto para que la policía allanara la casa ubicada en la cerrada de la paz (actualmente Ezequiel Montes), en la Colonia Tabacalera.
Un personaje clave fue el “dolor de cabeza” ´de la familia presidencial. Se llamaba Ignacio de la Torre y Mier, esposo de Amanda, la hija predilecta del dictador Porfirio Diaz. Alonso Hernández, historiador del Movimiento Lésbico Gay, nos cuenta que “El baile de los cuarenta y uno” o “de los cuarenta y un maricones“, fue el escándalo más sonado de los siglos XIX y XX en México.
Fue la madrugada del 18 de noviembre de 1901, cuando la policía realizó una redada en una casa particular donde se realizaba un baile.
Alonso Hernández nos reseña que la prensa de la época publicó que en esa redada había 42 individuos, todos del sexo masculino. “La mitad de los asistentes vestía de mujer, ataviados con coquetas pelucas, aretes, amplias y
frondosas caderas postizas, además de rostros embellecidos de colores llamativos, mientras que la otra mitad vestía prendas masculinas”, nos refiere el historiador. El listado de los asistentes al convite fue entregado al General Porfirio Díaz, quien al detectar al nombre del esposo de su hija predilecta, Amandda, inmediatamente rayoneó el nombre.
“El General Díaz, al ver la lista, dijo: aquí no hay 42, hay 41. De esta manera, Ignacio de la Torre y Mier fue borrado de la
lista y salió libre inmediatamente”, dice Alonso Hernández. Los otros homosexuales detenidos fueron llevados a la Cárcel de Belén y otros, deportados a Yucatán. Todos, menos “el yerno de su suegro”, como así le decía la gente a Ignacio de la Torre.
Pero el escarnio popular se regó como pólvora. “El hijo del Ahuizote“, periódico de oposición, lo tituló como “la aristocracia de sodoma al servicio nacional”. El famoso grabador de la época, José Guadalupe Posadas plasmó este polémico caso con el titulo: “Aquí están los maricones, muy chulos y coquetones”.
A partir de ese momento, el número 41 se ha convertido en un simbolo discriminatario contra los homosexuales. Incluso, cuando un varón cumple esa edad, las bromas y chascarrillos nunca puede faltar: “ten cuidado porque esa edad es peligrosa”, “eres un volteadón”, “no te va a cambiar de bando”, son sólo algunas frases que se suelen utilizar.
Tuvimos la oportunidad de recorrer la calle y la presunta casa donde ocurrió el escándalo, y por casualidad o coincidencia, en la numeración no existe el número 41. Las casas van del 39 y de ahí se brinca a las 43. Para recordar “El baile de los 41”, fue colocada una placa en 2001, a un costado del Centro Cultural José Martí, donde se incluye un relieve de Reynaldo Velázquez, que representa dos hombres desnudos, cuyas piernas flexionadas esconden el mítico número 41.
Alonso Hernández asegura que este acontecimiento, que en su momento fue vergonzoso y escandaloso, hoy es un símbolo que utiliza la comunidad lésbico gay de México para dignificar su movimiento.
Cosas de la vida.
*Periodista: [email protected].@RicardoCR1969